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viernes, 12 de diciembre de 2008

Evolución Humana I

En el siglo XVIII se atribuía a la Tierra y a los seres vivos que la habitaban -incluido el hombre- unos 4.000 años de antigüedad. Se creía que los seres orgánicos, tanto plantas como animales, habían sido siempre invariables. Se tenía, pues, una visión "fijista" de la Naturaleza. En 1758, el naturalista sueco Carl Linné intentó clasificar todos los seres naturales en su "Systema Naturae". Rompiendo todas las tradiciones, Linné situó al hombre en el Orden Primates junto con los simios, los murciélagos y la ardilla voladora. Esta posición atribuida al hombre no implicaba para Linné ninguna relación genética, sino sólo una semejanza morfológica.
Hoy, después de Linné, Lamarck, Darwin y Mendel [Fig. 1], se tiene una visión no fijista, sino evolutiva de la Naturaleza. Esta semejanza morfológica significa que existieron unos antepasados comunes en el grupo de los Primates, y que los actuales conservan algunos caracteres que les asemejan, mientras que otros caracteres que les separan son resultado de la evolución. A partir del tronco común, los Primates se han diversificado de tal manera que algunas ramas se han extinguido sin dejar descendencia; pero otras han evolucionado hasta la actualidad, como los simios y el hombre, que constituyen los extremos de líneas evolutivas muy antiguas. Los paleontólogos, que estudian los testimonios fósiles, tratan de establecer dónde, cuándo y cómo se diferenció la línea evolutiva que conduce al hombre -la línea Homínidos- de la línea evolutiva de los Póngidos.
Las formas humanas más antiguas corresponden al comienzo de la Era Cuaternaria. Sus antepasados, por lo tanto, pertenecen al Terciario. El estudio de los fósiles de la Era Terciaria nos muestra que hace unos 50 millones de años, en el Oligoceno, ya se habían diferenciado entre los Primates los diversos tipos de Antropomorfos. Se supone que la línea evolutiva de los Homínidos se había iniciado en aquella época, aunque por ahora no se tiene ningún testimonio fósil de aquel acontecimiento. En cambio, se conocen numerosos fósiles que pueden ser antepasados de los Póngidos actuales y presentan caracteres que les diferencian de los Homínidos. [Continuará...]

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